Galones de sangre derramados en medio del bosque por cientos de demonios que esperaron pacientemente en la oscuridad para alcanzar al hombre de la motosierra que despedazó a sus hermanos hace casi 30 años ¡El Necronomicón existe!: Ash vs. Evil Dead.Hace un par de semanas se estrenó una serie que prometía devolver al público el cine grotesco por el que apostaron cientos de productores de la década de los 80.
La historia no es nada ambiciosa: después de tantos años, Ash vuelve a cometer el error de convocar a los demonios que guarda el Necronomicón en un intento por tirarse a una joven rubia de la que nada sabemos, y durante 10 capítulos veremos a Kelly (estupendo personaje) y Pablo ayudar al viejo Ash a detener el mal que los persigue.
En Ash vs. Evil Dead verémos a un protagónico con un humor “negro” que resulta deprimente y desesperante a ratos, un sextagenario que lleva una vida de adolescente entre el sexo y drogas que encuentra el único sentido de su vida con la reaparición de los demonios del libro de Abdúl Alhazred.
Irónicamente esta fórmula ácida encuentra el éxito, los coprotagonistas ayudan mucho a sobrellevar el pésimo humor de Ash. Kelly, mi personaje favorito, nos regala el estereotipo de la niña linda que se convierte en una atractiva carnicera motivada por la venganza y Pablo, aunque de personalidad y voz desesperante, crea el gancho entre la curiosidad y el odio de la triada de personajes principales.
Aunque el final apuesta por el viejo “¡qué verga!” (WTF! para los agringados), no deja de ser una serie que provoca todo tipo de emociones, desde pena ajena (por Ash) hasta risas e intriga por saber quién sobrevivirá un capítulo más. Una serie que no quita mucho tiempo y que puedes ver en Netflix haciendo clic aquí.


Deja un comentario