Vampiros mayas, ancestrales criaturas devora humanos. Santánico Pandemonium, su reina, su Diosa, una martirizada niña de tiempos ahora inexistentes esclavizada por los poderosos sacerdotes nacidos de los Dioses; demonios del Xibalbá, el inframundo Maya, y los hermanos Gecko, los sofisticados criminales destinados a terminar con todos los seres sobrenaturales y whisky estilo Tennessee: Del Crepúsculo al Amanecer.
Siempre es agradable revivir una vieja historia, en este caso, un filme, traerlo a la actualidad usando los avances tecnológicos que ayudan a mejorar, en muchas ocasiones, la ambientación y la caracterización de los personajes, así como los efectos especiales.
Del Crepúsculo al Amanecer triplica el atractivo de la vieja película. En ella veremos una historia muy nutrida de cultura mexicana (no debatiremos en si está bien cimentada o no, recuerden que es una película de ficción, no un documental) que bien nos deja descansar de las historias con elementos gringos por todos lados.
A diferencia de la película, en la serie de Netflix nos presentan una vieja raza de colúbridos (serpientes de la familia de las culebras) humanoides mitad vampiro, al menos deduzco eso por su forma de alimentarse, grotescos y muy bien logrados, que veneran a la Diosa, quien es esclavizada (ilógico, pero funciona) por seres superiores a ella.
Las 3 temporadas están llenas de acción medianamente realista (hasta donde la historia lo permite, claro está), actos heroicos y buena voluntad de Seth y Richard, que nos hacen encariñarnos con cada uno. Una dulce Kate necesitada de protección y una suerte de ninja asiático que nos hace amar y odiar a los estereotipos (no me juzguen, así lo hizo la dirección). Es claro que el propósito de ésta es mantenernos cautivos, a diferencia del filme original que nos presenta una pareja Gecko repugnante.
Una serie que en nada logra las mismas sensaciones de la película, pero que a cambio nos regala una trama seductora y un perfecto reemplazo a la Diosa de los 90.


Deja un comentario