Cómo Mejorar Tu Motocicleta Sin Cambiarla

«Mi moto no está hecha para esto, una doble propósito iría mejor en este camino», me repetía una y otra vez esta frase mientras rodaba por el camino más accidentado que he hecho en mis escasos 6 años de motociclista. No era off road, era una carretera con miles de baches (entre mal reparados y abiertos) que transformó un recorrido de 110 km, en un viaje de 5 horas. ¿Es momento de cambiar mi moto?.

Tal vez no por la misma situación, pero seguro alguna vez te ha cruzado la cabeza la idea de cambiar tu motocicleta, pero ¿es realmente necesario?. Sigue leyendo, que en esta entrada te cuento mi experiencia y qué tomé en cuenta para llegar a mi decisión.

¿Mala moto o mala experiencia?

Como te comenté, todo surgió en la peor ruta que he hecho al día de hoy, miles de baches en una carretera de un solo sentido en la que el tránsito forzosamente debe ser lento.

En cada imperfección sentía ese golpe seco del metal que me indicaba que mi suspensión trasera tocaba el fondo, lo que me hacía reducir aún más la velocidad para evitarlo. Por si fuera poco, después de 1 – 2 horas, comencé a sentir dolor en ambas muñecas (más adelante te comentaré la razón) y con cada golpe y alto total (por el tráfico que había) se me dificultaba cada vez más accionar el clutch correctamente y aún más el mantenerlo.

La ruta me dejó completamente molido, «mi moto no está hecha para esto, una doble propósito iría mejor en este camino», porque recordemos que siempre viajo acompañado de la Sra Zombi, lo que requiere, tal vez, una motocicleta con más prestaciones. ¿Una touring?, no, no soy fanático de las motos gigantes, tal vez el camino sí es una doble propósito de mediana cilindrada.

¡No todo lo que brilla es Kustom!

Créeme, estaba decidido a cambiar a La Gringa, aún después de decir que andaría en Sportster hasta que la espalda aguante, y parecía que la espalda ya había dado lo que tenía que dar.

Platiqué con varios amigos motociclistas, algunos entusiastas de las custom, otros que ya se mudaron a las doble propósito y todo apuntaba a que lo mejor era cambiar de estilo, aunque sacrificara mis gustos por las prestaciones.

Considero las motocicletas de aventura muy por encima de las custom (en prestaciones), por mucho, pero a nivel estética (y a mis ojos) no hay nada más atractivo que el estilo clásico americano y aunque siempre he considerado las Sportster unas todo terreno (pues las puedes modificar radicalmente y convertirlas en chopper, bobber, scrambler e incluso en moto de cross), sentí que no iba a ser opción el quedármela.

¿Ya revisaste bien tu moto?

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Después de mucho platicar con los compas, darle vueltas al tema en mi cabeza y gracias a volver a ver un par de videos de Sportster transformadas en off road, pensé que esa era la solución: hacer una modificación radical para adecuarla a mis necesidades, así que ahora las charlas se centraron en qué hacer para convertir a La Gringa en una scrambler hasta que pude platicar con los locos de Mafia Motors.

Después de platicarles el «problema» que tenía y a lo que quería llegar, me pidieron un par de fotografías de ambas suspensiones y me hicieron notar que era más que probable que La Gringa, una motocicleta del 2001, ¡tenía aún los amortiguadores traseros de stock y que nunca le han cambiado los resortes de las barras delanteras!, «no es la moto, es el desgaste de las piezas».

Con esto ya apuntado en mi libreta, me centré en revisar cada pieza de la moto hasta llegar al manillar. Antes te comenté que mis muñecas ya comenzaban a doler después de una o dos horas de ruta, algo que nunca me había pasado incluso después de rodar 350 km en un solo día, que no es la gran cosa comparado con motociclistas de rally, pero era el triple de lo que había hecho ese fin de semana.

Entonces ¿qué había cambiado?…el manillar, sí, ese manillar tan poca madre que le mandamos a hacer a La Gringa era el causante. Es artesanal, es kustom, luce muy bien en la moto, pero no tiene las mismas horas invertidas en la ergonomía ¿Por qué? bueno, precisamente porque yo «diseñé» el manillar para lucir bien, no para hacer kilómetros.

Entonces ¿realmente es necesario un cambio?

Aunque depende mucho de la situación y las condiciones de cada jinete, en mi caso todo parece indicar que no, simplemente fueron varias las cosas que se sumaron para sufrir aquél día:

  • Carretera con kilómetros de imperfecciones.
  • Accesorios pensados en verse bien más que en hacer kilómetros.
  • Ambas suspensiones desgastadas.

En general, una motocicleta no apta para viajar, pero ¿es necesario cambiar de moto?. Todo indica que no, que simplemente hay que hacer las modificaciones y mantenimiento necesario para tu propósito, ya sea lucir bien o hacer kilómetros, cada uno tendrá su meta, pero es algo importante para considerar antes que cambiar de moto, piénsalo, tal vez realmente la moto en sí no es el problema.


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