Las Vegas Raiders

Historia de Las Vegas Raiders: de Oakland a Las Vegas y el legado de Al Davis

No soy un fanático extremista del fútbol americano, pero desde que tenía seis o siete años he sido «Raider Nation» ¿por qué? pues…me gusta el color negro. Si bien la razón puede parecer tonta, considera que cuando elegí mi equipo de la National Football League (NFL), apenas estaba aprendiendo a sumar fracciones, pero incluso hoy en día, a mis 35 años (al momento de escribir esta entrada) me parece igual de válida mi razón inicial que otras, tales como «porque mi papá le va a equis equipo», «porque ahora vivo en equis lugar«, «porque estudié (o quiero estudiar) en equis universidad« o «porque me gusta la vibra de equis equipo». Cuando pones todas las cartas sobre la mesa ya no suena tan mal «porque me gusta el color negro» ¿no?

Sí, sé que habrá quienes se declinen por su equipo por razones más técnicas, como las estadísticas de juego, pero me atrevo a sostener que la gran mayoría de la afición deportiva, sea cual sea la disciplina, elige a su equipo por el corazón, pues no hay que olvidar que las justas deportivas son pasión pura para la afición.

Hay algo que te mueve, que te hace sentirte identificado con tu equipo y su forma de pensar. Elegir un equipo por el color insignia no es una decisión imprudente, tampoco una falta de respeto para el resto de la comunidad.

No olvidemos que los equipos deportivos (y mucho más los estadounidenses) son marcas consolidadas, y como tales, tienen una identidad propia que reflejan a través de lo que en marketing se llama, branding, que para no entrar en tecnicismos innecesarios, es la forma en que una marca o producto se presenta y comunica para que las personas lo perciban de cierta manera y eso influya en sus emociones, recuerdos y decisiones de compra (o apoyo).

Las Vegas Raiders no utilizan el negro por mera casualidad, ni su logotipo está hecho solo porque se ve bien, todo está estratégicamente construido para representar la esencia de la marca. Profundizando un poco más en terrenos teóricos, Carl Gustav Jung, propuso 12 patrones universales y recurrentes de comportamiento, ideas y símbolos que forman parte del inconsciente colectivo que hoy conocemos como «los arquetipos de Jung» y que son muy utilizados en marketing para la construcción de las marcas: para generar empatía y sentirse identificados (entre otras cosas).

Los arquetipos de Jung son modelos (como personajes o patrones) que existen en el inconsciente colectivo y nos ayudan a entender cómo las personas, marcas o historias conectan emocionalmente con nosotros. Las Vegas Raiders encajan casi a la perfección con el arquetipo del forajido o el rebelde:

  • El equipo siempre ha tenido una identidad desafiante, contracultural, fuera de lo “pulcro” o “políticamente correcto” de la NFL.
  • El negro y plata, el logo pirata, el eslogan “Just Win, Baby”, el ambiente rudo de sus fans… todo comunica rebeldía y orgullo de ser los “villanos” del juego.
  • Su historia está marcada por momentos donde desafiaron reglas, trazaron un camino no convencional y se enfrentaron al sistema, o cultivaron una fama de equipo duro, incluso agresivo.
  • Los aficionados (“Raider Nation”) también abrazan ese papel, con vestimenta de calaveras, púas, caras pintadas: son el ejército de los marginados, el que no tiene miedo.


Mientras que equipos como los Dallas Cowboys juegan al arquetipo del héroe, o los Green Bay Packers al del ciudadano común, Los Raiders han construido su mito alrededor de ser los renegados, los piratas que navegan solos.

¿Ahora ya no suena tan loco ese niño de seis años que eligió a su equipo porque le gusta el color negro, verdad?

Si eres nuevo por aquí (y para darle más sentido a mi argumento), debes saber que soy entusiasta de las Harley Davidson, me gusta el punk y el metal, la kustom kulture y el 99% de mi guardarropa es color negro. Vamos, no intento decir que soy un marginado en toda la extensión de la palabra, pero creo que se entiende la idea.

Ahora, probablemente te preguntarás ¿esto qué tiene que ver con la historia de Las Vegas Riders? bueno, mi suegro también es «Raider Nation» y hace poco le dijo a mi esposa que me preguntara si ya me sabía la historia del equipo.

No creo importante saber la historia de un equipo para poder apoyarlo, pero escuchando un podcast llamado Los Horrorama, tocaron el tema de las personas que indagan mucho en un tema de su interés, en México usamos la expresión para esto como personas «clavadas», que son el tipo de personas con las que me identifico (y puedes comprobar en todas las entradas de este blog) y me di cuenta que no sabía nada de mi equipo, así que puse manos a la obra.

El principio de Los Raiders

9 de enero de 1977, Oakland Raiders v.s. Minnesota Vikings en el Super Bowl Xl en el Rose Bowl en Pasadena, California. La multitud era récord histórico, 103 mil 424 espectadores presentes y otros 130 millones en audiencia televisiva.

Minnesota Vikings eran los favoritos, su alineación incluía varios veteranos de Super Bowls a diferencia de la alineación de Oakland Raiders que apenas tenía a cuatro: el corredor Pete Banazsak, el receptor Fred Biletnikoff, el esquinero Willie Brown y el guardia Gene Upshaw, además del linebacker Ted Hendricks, quien había participado en un Super Bowl anterior con los Baltimore Colts.

Ken Stabler falla un gol de campo, pero no le importa, sonríe mientras mira al entrenador Madden y le dice «No te preocupes, John. Tenemos muchos más puntos por delante». La alineación de Oakland Raiders de aquel año tenía algo muy claro, lo supieron en las dos semanas previas de entrenamiento; el linebacker Phil Villapiano dijo: «El miércoles supimos que íbamos a ganar…»

Los Raiders derrotan a los Minnesota Vikings, 32-14, en el Super Bowl XI.

¿Pero cómo habían llegado los apodados Silver and Black a este punto? Todo comienza en enero de 1960, año en que Lamar Hunt, de los Dallas Texans, es nombrado primer presidente de la American Football League (AFL), que se había fundado apenas un año atrás (1959) como rival de la National Football League (NFL).

Ese mismo mes, un grupo de empresarios en Oakland recibe una franquicia abandonada por Minneapolis-St. Paul, y en febrero nombran a «Chet» Soda como gerente general. Poco después, la dirección técnica cae en manos de Eddie Erdelatz. A marchas forzadas, entre el 3 y 5 de marzo, se organiza un draft1 de asignación para armar al equipo desde cero, casi como quien desarma el motor de su vieja Harley Davidson para salir a carretera sin antes realizar alguna prueba.

¿Olvidé mencionar que para este punto el equipo aún no tenía nombre oficial? En paralelo, en marzo también se lanza un concurso llamado “Pon nombre a tu equipo de fútbol americano” y el 5 de abril se anuncia el nombre “Oakland Señors”. Afortunadamente, gracias a la presión social (las burlas), este nombre no duró mucho tiempo: apenas nueve días después, el 14 de abril, se anuncia el cambio oficial a “Oakland Raiders”.

En cuestión de semanas eligieron como estadio temporal el mítico Kezar, firmaron un contrato de televisión con ABC que daría visibilidad nacional a la recién nacida AFL y abrieron su primer campamento de entrenamiento en una preparatoria de Santa Cruz (sí, así de precario fue el inicio).

La pretemporada arrancó el 30 de julio, aunque el primer juego de liga lo vieron desde lejos: fue entre Denver y Boston. Para el 11 de septiembre, los Raiders hacían su debut oficial en casa, cayendo ante Houston. Pero no tardaron en saborear la victoria: el 25 de ese mismo mes, lograron su primer triunfo en la historia de la franquicia con un ajustado 14-13, también ante Houston.

El cierre de esa temporada fue algo movido: cambiaron de estadio a Candlestick Park para sus últimos tres juegos, y aunque perdieron ante los Chargers ahí, terminaron su primer año con una contundente victoria sobre Denver. Cerraron con marca de 6 ganados y 8 perdidos, y la AFL, ya en busca de legitimidad, estableció ese mismo diciembre un Fondo de Beneficios para Jugadores. Nada mal para un equipo que nueve meses antes ni siquiera tenía nombre ¿no crees?

Después del caótico pero prometedor debut, Los Raiders pasaron por una «adolescencia» complicada. En los años siguientes, el equipo cambió de manos, de estadio y hasta de ciudad (parece firma de la casa ¿no?), jugando en San Francisco mientras buscaban estabilidad.

Just Win, Baby

Fue hasta 1963 que los Silver and Black verían la luz al final del tunel con la llegada de Al Davis como entrenador en jefe y gerente general. Un tipo joven, audaz, sin miedo a romper esquemas. Davis trajo con él una nueva mentalidad: velocidad, verticalidad, agresividad. Fue él quien acuñó la famosa frase “Just Win, Baby”, que más que un eslogan, se volvió un mantra para la franquicia.

Durante esa década, Los Raiders pasaron de ser un equipo del montón a convertirse en una verdadera amenaza.

En 1967 llegaron al Super Bowl II, aunque cayeron frente a los Packers de Vince Lombardi. Aun así, el mensaje era claro: los Silver and Black habían dejado de ser los nuevos del salón y estaban listos para dar una buena pelea a los grandes. Los años 70 consolidaron esa actitud, con jugadores duros, duelos intensos y una rivalidad creciente con equipos como los Steelers y los Dolphins.

Y así, entre golpes, victorias dolorosas y una cultura cada vez más marcada por la rebeldía, Los Raiders llegaron a 1976 con la mesa puesta. Era hora de dejar de ser los chicos rudos del barrio… y reclamar el su primer anillo de un Super Bowl.

1977: Oakland Raiders ganan su primer Super Bowl

El dominio de Los Raiders en aquel Super Bowl XI fue brutal. Desde el primer cuarto dejaron claro que no estaban ahí para participar, estaban ahí aplastar a cualquiera que se pusiera en su camino. La defensa frenó en seco a los favoritos, los temidos Vikings.

Cuando Minnesota tuvo su primera gran oportunidad (tras un despeje bloqueado que los dejó en la zona roja) los de negro hicieron frente con fuerza bruta, forzaron un fumble2 y recuperaron el balón en la línea de anotación. Esa fue la primera gran declaración del partido: nadie pasaba sin pagar.

En ofensiva, Stabler movía las piezas con frialdad. Los bloqueos de Upshaw, Shell y compañía abrieron huecos para Clarence Davis, quien corrió como alma que lleva el diablo. Las conexiones con Biletnikoff y Casper fueron quirúrgicas y el marcador comenzó a subir. Un touchdown tras otro, la ventaja crecía mientras la defensa mantenía a Tarkenton sin opciones y a sus receptores en silencio.

Pero el momento más icónico llegó cuando Willie Brown interceptó un pase, lo devolvió 75 yardas y prácticamente selló el campeonato. ¡Era el golpe final, el “Just Win, Baby” hecho carne! Madden fue cargado por los gigantones defensivos, John Matuszak, Charles Philyaw, entre el caos y la euforia. La crónica oficial de la victoria describe la euforia de la Raider Nation como un «rugido ensordecedor». Ese día, los Raiders no solo ganaron su primer Super Bowl, lo hicieron a su manera: duros, implacables y dejando en claro que la rebeldía no era una pose… era su naturaleza.

«Ganar este partido compensa a los otros Raiders que vinieron antes y no tuvieron la oportunidad de participar en un equipo ganador del Super Bowl. Esta victoria significó mucho no solo para mí, sino para toda la organización de los Raiders».

Willie Brown

«El Super Bowl XI fue nuestro y dentro de 10 o 20 años, el Super Bowl XI seguirá siendo nuestro. Nunca me quitaré el anillo del Super Bowl. Es algo que siempre apreciaré».

John Madden

El fin de una era: Madden deja el equipo

Tras levantar el trofeo en el Super Bowl XI, Los Raiders no bajaron el ritmo. La victoria les dio validación total: ya no eran solo el equipo rudo y desafiante de la liga, ahora también eran campeones en vías de convertirse en leyendas. Pero en el camino, los Silver and Black recibirían un duro golpe: en 1979, John Madden (el coach que había moldeado esa identidad agresiva y ganadora) anunció su retiro. No por falta de resultados, sino por salud. Se fue con 103 victorias en diez años, un legado y un anillo en el dedo que jamás se quitaría.

Los Raiders no bajaron la mirada, su sed de victoria pareció crecer aún más. Tom Flores tomó el mando y, fiel al espíritu rebelde del equipo, lideró a la escuadra hacia otro anillo: el Super Bowl XV, en el que derrotaron 27 – 10 a Philadelphia Eagles.

En 1981, Oakland volvió a levantar el trofeo, esta vez como el primer equipo comodín3 en ganar el campeonato. Era como si dijeran: ¿el camino tradicional? «Just Win, Baby». Así se consolidaba el mito del forajido: el que no sigue reglas, pero igual conquista.

En 1982, de nuevo Los Raiders agitarían las aguas fuera de la cancha. Al Davis llevó la rebeldía a otro nivel: se enfrentó a la NFL en los tribunales y ganó el derecho a mudar al equipo a Los Ángeles. Un equipo nacido para ir contra el sistema, ahora literalmente rompía el sistema. La era de Los Raiders en L.A. estaba por comenzar, y la leyenda solo se haría más grande.

Super Bowl XVIII, 1984: Los Angeles Raiders aplastan a los Redskins 38 – 9

Los Raiders no eran los favoritos, los Redskins lo tenían todo antes del último partido de la temporada de 1984: mejor puntuación en la historia del fútbol americano, preferencia del público general y una victoria contra los Silver and Black a principios de la temporada: 37 – 35… a Los Raiders no les importaba para nada esto «Just Win Baby».

La alineación de 1984 eran un equipo duro y con un largo camino recorrido: seis de ellos tenían dos anillos de Super Bowl con el equipo, Guy, el receptor abierto Cliff Branch, el linebacker Ted Hendricks y los linieros ofensivos Dave Dalby, Henry Lawrence y Steve Sylvester; 17 más tenían un anillo Super Bowl con otros equipos. Los Raiders no eran los favoritos, pero estoy seguro de que los Redskins no estaban muy seguros de ganarle a esta alineación. Antes de pisar el campo, todo estaba escrito.

George Blanda y Jim Otto, miembros del Salón de la Fama, ex jugadores de los Silver and Black, estaban presentes, también Clem Daniels, George Atkinson, Dan Conners, Jack Tatum, Kent McCloughan, Pete Banaszak, Raiders de la década de los sesenta, parece que todos sabían que sería otro año memorable.

16:45 horas, patada inicial

A menos de cinco minutos de haber iniciado el partido, los Redskins tuvieron que despejar desde su yarda 30 con el marcador en ceros. Habían intentado avanzar con tres pases largos, pero se toparon con un muro: los esquineros Mike Haynes y Lester Hayes estaban dejando claro quién manda.

En cuarta y diez, el pateador Jeff Hayes recibió un centro algo elevado y comenzó su rutina de despeje… pero no contaba con lo que Los Raiders llevaban toda la semana ensayando algo especial para esta ocasión. Derrick Jensen, capitán de equipos especiales, se coló como un rayo por el costado derecho y bloqueó la patada. El balón salió rebotando hacia el frente de la zona de anotación y una feroz jauría plateada lo persiguió: Jensen, Kenny Hill, Odis McKinney y el propio Lester Hayes. Fue Jensen quien lo cubrió primero. Touchdown: 7-0.

Ese fue el momento. Los Redskins no lo sabían aún, pero ese marcador ya no se movería a su favor. El golpe fue tan temprano como definitivo.

En la segunda mitad, los Silver and Black tenían 21 puntos, los Redskins apenas 9. Los de color borgoña tal vez aún tenían una pizca de esperanza, faltaban 26 minutos para que finalizara el partido, 26 minutos que seguramente frustraron inmensamente a los Redskins, pues no anotarían ni un punto más.


“Sin aflojar, sin aflojar. Solo 30 minutos de fútbol de Los Raiders y es nuestro.”

Tom Flores

El tiempo del partido disminuía a la vez que el rugido de la Nation Raider se hacía notar más y más. En el pitido que marcaba el final, el tablero cerraba en 38 – 9 a favor de los Silver and Black, por tercera vez, Los Raiders se alzaban como campeones.


“No solo, en mi opinión, son el mejor equipo de Los Raiders de todos los tiempos, sino que creo que están entre los grandes equipos de todos los tiempos que han jugado cualquier deporte profesional… Quiero decir una cosa a los aficionados y a los grandes jugadores que usaron el Silver and Black en el pasado, en todo el país. Y quiero rendir homenaje a mi socio, Ed McGah, quien falleció a principios de este invierno. Una vez más, fueron magníficos. Dominaron. Y los amo a todos, ustedes lo saben. ¡Just Win, Baby!”

Al Davis

Altibajos y el regreso a Oakland

Después del histórico Super Bowl XVIII en 1984, Los Raiders parecían haber alcanzado la cima una vez más. La victoria no solo reafirmó su poderío en el campo, sino también su identidad como el equipo que no se conforma, que juega con rudeza, inteligencia y, sobre todo, con actitud.

Sin embargo, los años posteriores no serían tan generosos. Aunque seguían siendo competitivos, Los Raiders comenzaron a entrar en una etapa de altibajos: temporadas ganadoras seguidas de campañas decepcionantes, cambios constantes en la alineación y en el staff de coacheo. La magia no se había ido, pero parecía opacarse.

En 1995, el equipo regresó a Oakland tras 13 años en Los Ángeles. Volver a casa trajo consigo una mezcla de nostalgia y expectativas. Al Davis seguía al mando, fiel a su visión, pero los años dorados, o mejor dicho plateados, estaban lejos de volver a brillar. Hubo momentos de esperanza como en la era de Rich Gannon y Jon Gruden a finales de los noventa y principios de los dos mil, que culminó en el Super Bowl XXXVII en 2003… aunque mejor no hablamos mucho de ese juego (los Buccaneers sabían de memoria cada jugada).

Después de esa dura derrota, comenzó una de las épocas más oscuras (y no en el buen sentido) de la franquicia. Desde 2003 hasta bien entrada la década de 2010, Los Raiders vivieron otra sequía dolorosa: derrotas, entrenadores que no duraban, elecciones de draft cuestionables y una afición que, aunque leal, empezaba a desgastarse.

Al Davis falleció en 2011, cerrando una era monumental. Su hijo, Mark Davis, tomó las riendas del equipo con el enorme reto de mantener el legado y, al mismo tiempo, buscar una nueva identidad. El proceso no fue rápido, pero poco a poco empezaron a aparecer señales de un resurgimiento.

En 2014 llegó Derek Carr, un quarterback joven con carácter y talento, y en 2015 firmaron a Khalil Mack, uno de los defensivos más dominantes de su generación. Para 2016, Los Raiders por fin volvieron a los playoffs4 tras 14 años de ausencia. La Raider Nation volvió a rugir con fuerza, aunque una lesión de Carr en la recta final arruinó las esperanzas de un regreso completo a la gloria.

Las Vegas Raiders, Baby

En el mismo 2016 se empezó a gestar un cambio que marcaría el futuro de la franquicia: la posibilidad real de mudarse a Las Vegas. En marzo de 2017, la NFL aprobó oficialmente la reubicación del equipo. Otra vez Los Raiders hacían lo que pocos se atrevían: tomar riesgos, incomodar, moverse sin mirar atrás. Como piratas rebeldes, estaban listos para zarpar hacia un nuevo destino.

En el 2020, los Silver and Black lo hacen oficial y ese mismo año comienzan a jugar en el Allegiant Stadium en Paradise, Nevada: fieles a su ADN, siguen trazando su propio camino.

El cambio de sede no fue solo geográfico, fue simbólico: romper con el pasado sin traicionarlo, cargar con el peso de una historia gloriosa y controversial y ponerla bajo las luces de Las Vegas. Un movimiento que, aunque polémico, parecía inevitable.

Si había una ciudad capaz de recibir a un equipo como Los Raiders, intensa, desafiante, eran Las Vegas.

El Allegiant Stadium no tardó en hacerse notar: negro como el aura del equipo. Allí, en medio del desierto y de una ciudad que no duerme, Los Raiders volvieron a ser un espectáculo, pero sin perder su esencia: un equipo incómodo, impredecible, que puede romper quinielas en cualquier jornada.

No han sido años fáciles (cambios de entrenador, temporadas irregulares, etc.) pero tampoco lo fueron los sesenta, ni los ochenta, ni los dos mil. Y aún así, Los Raiders siguen.

Muchas veces, cuando platicaba con mis amigos de fútbol (soccer), sobre Los Pumas, Las Chivas, Los Rayados, El Toluca, actual campeón del torneo de clausura 2025, y les preguntaba «¿por qué le vas a tal equipo, si sigue perdiendo?» y me respondían «en las buenas y en las malas», «por amor a la camiseta» y, en este terreno que soy más flexible, siempre pensé que era más fácil cambiar de bando por «el mejor» de la temporada, digo, al final la afición no tiene un contrato firmado ¿no?

Reitero, no soy un fanático extremista del fútbol americano, lo veía ocasionalmente antes de conocer a mi esposa y con ella, que sí es aficionada a ver los partidos, comencé a verlos más, pero desde siempre, cuando me preguntaban a qué equipo le iba, respondía a Los Raiders, desde siempre…escribiendo esta entrada, ahora entiendo lo que significa la afición a un equipo.

Porque los Silver and Black no se explican por su récord de victorias (aunque claro que las queremos), sino por la forma en que caminan el campo. Porque ser Raider no es una elección de éxito, es una lealtad a la diferencia, afinidad a la esencia del equipo. A la rudeza. Al “Just Win, Baby”. En Las Vegas, más que reinventarse, reafirmaron lo que siempre fueron: un equipo que no busca encajar, sino sobresalir.

Desde 1984 no hemos ganado un Super Bowl, pero cuando Los Raiders pisan el campo, algo se enciende y eso no lo provoca cualquiera: Just Win, Baby!


Crédito de imagen de portada

Photos: Raiders 2025 Minicamp | Day 3

Fuentes

Timeline – Raiders Historical Highlights

Raiders Capture First Super Bowl, 32-14, over Vikings

Los Angeles Raiders Capture Third Super Bowl with 38-9 Win Over Redskins on Black Sunday

Los arquetipos según Carl Gustav Jung

Las Vegas Raiders | Football Operations


  1. El draft de la NFL es un evento anual donde los equipos de la liga seleccionan a nuevos jugadores universitarios para integrarlos a sus filas. ↩︎
  2. Un balón suelto (fumble) es cualquier acto, aparte de un pase o patada, que resulte en la pérdida de posesión por un jugador.
    Excepción: si un corredor con toda intención suelta el balón hacia el frente, es un pase hacia el frente. ↩︎
  3. En la NFL, un equipo comodín (wild card) es aquel que entra a los playoffs sin haber sido campeón de su división. Es decir, no fue el mejor de su grupo, pero tuvo un buen récord general y eso le permitió clasificar a la postemporada como “invitado extra”. ↩︎
  4. Los playoffs de la National Football League ( NFL ) son el torneo anual de eliminación simple que se celebra para determinar al campeón de la liga . El torneo de cuatro rondas se lleva a cabo después de la temporada regular de la liga. ↩︎

Comentarios

Deja un comentario